viernes, 8 de mayo de 2009

La Historia del Santo Porro

El relato que ahora vamos a narrarle no es un relato vulgar. Tampoco puede ser demostrado científicamente, por lo que por primera vez en este blog ponemos en juego nuestra credibilidad. Es una historia que empieza hace 2.000 millones de años y que no termina hasta nuestros días. Y quizás no termine cuando el hombre deje de yacer en la superficie de la Tierra, sino que vaya más allá. Nuestra historia comienza en el siglo menos uno antes de Cristo (y contando), pero no la narraremos cronológicamente, sino que empezaremos por su final.

Viernes Santo de 2008. Dan Brown, borracho como un hijoputa, recorre las calles de Amsterdam buscando una prostituta femenina, y no como la última. Se va arrastrando por la pared, al estilo Dan Brown, hasta que llega a un portal donde unos ochenteros pandilleros descansan sus negros culos. "¡Eh, mirad al hombre!" gritó uno, "¡está borracho!". Si hay algo, querido lector, que un holandés no tolera es al turista drogota y putero. Dan Brown se veía ciertamente en un membrete. Pero es aquí donde la providencia cambia, y uno de los camorristas reconoce al polémico escritor de best sellers. "¡Maldición, no puedo matarle! ¡Ni a él ni a Carmelo Gómez, mi actor predilecto!". El resto del gang decidió igualmente no acabar con su vida, por respeto a los gustos literáreos de Rompehuesos, el quinqui ilustrado. Se reunieron amistosamente en torno al cadáver aún humeante de un bisonte y los muchachos le narraron el día a día de un matón, mientras Dan lo anotaba todo mentalmente, juntando ya las primeras piezas de su siguiente éxito. Cuál fue la sorpresa del escritor cuando comprendió que la historia que más le iba a sorprender aún estaba por llegar. Mientras tomaban Biofrutas Pascual Funciona Pacífico (BPFP, el más rico) Brown se dió cuenta de que Calavera, un mostrenco de dos por dos, llevaba fumando del mismo porro cuarenta y cinco minutos de reloj, con el ansia que eso le produce al tío que se lo tendría que pasar, si seguimos el círculo en el sentido contrario de las agujas del reloj, como se ha hecho toda la vida. "Caravela", dijo Brown, "pásate ese porro que parece no tener final". "Cuidad vuestras palabras, maese Brown, este no es un porro cualquiera. Este porro nunca se apaga", y se lo pasó.

Dan fumó. En ese instante, un delfín pasó corriendo saltando el bisonte, que ahora alegremente tumbado jugaba al tragabolas contra tres pequeños ninjas. El arco iris comenzó a cantar por Patrick Bruel y comenzaron a llover envoltorios de flash, la golosina líquida para congelar.Pero Dan era un hombre experimentado y sabía que todo eso era producto del subidón. Un subidón bestial. Y entonces entendió. Ese no era un porro corriente. Y, como nosotros ahora y Marty McFly en ocasiones, viajó en el tiempo. Para ver...

Año 33 después de Cristo. Después de salir del trabajo, Jesus de Nazareth queda con sus doce mejores amigos para darse un homenaje. La llamaban secretamente "La Última Cena", porque San Mateo supuestamente se iba la semana siguiente a trabajar a Japón una larga remporada de vicepresidente o no sé qué movida, y es la última vez que iban a estar los trece juntos. Reservaron la taberna de San Miguel para ellos sólos y contrataron a un par de strippers para darle una sorpresa a Mateo. Los que primero llegaron son los que más tarde se cocerían al máximo. Vamos, eso pasa ahora y en la antigüedad. Total, bebiendo, riendo y contando anécdotas exageradas por el paso del tiempo."¿Te acuerdas cuando San Esteban le dijo no sé qué a unas tías?", "Joder, teníamos 16 años". "LOL", añadío Jesús.

La actitud de los amigos ante Jesús era muy jodida, porque había que tratarlo de forma especial desde que era chico, y le tenían un respeto máximo porque su padre, Don José, tenía una escopeta en el garage. San Michael y San Iker, los más fumetas, salían cada diez minutos a la puerta a colocarse, como dicen los jóvenes de hoy, y no obrar mal ante los ojos del heredero del tal y del cual. Y a la mesa volvían como volvían, con los ojos rojitos y hablando de pamplinas del Universo. Jesús, que era muy sabio, les espetó asín de pronto; "No me molesta que habléis de esas paridas del Universo cuando ya deberíais saber que lo creó mi padre y punto. (silencio esprectacular en la sala) Lo que me molesta es que no os paséis el canuto (risas desfogadoras)". La cena tomó entonces otro rumbo más destroyer, donde no se traicionaba el turno de porro en el sentido contrario de las agujas del reloj ni por el mismísimo Redentor. Cuál fue la sorpresa de los presentes cuando el hijo de Dios accedió a hacerse él mismo un porro por petición de San Leroy. Suya fue la petición, de San Pedro fue el mechero, el papel del fiel San Blas y la grifa de San Quique (Miguel 8:19, aquel que lo anotó todo porque no pudo beber al estar atendiendo la mesa).

La cena terminó, y de qué manera. Alguno despertó en la cama de otro pero no seré yo quien diga quién. San Mateo partió a Japón y San Iker y San Jaume, que se acostaron juntos y bebidos la noche de la cena, dejaron de frecuentar el grupo por vergüenza. San Óptimo se casó con una mujer que sólo le quiso por su dinero y lo demás tan sólo se veían para el partido de basquet de los miércoles. Jesús se aficionó a los porros, y se le veía pensativo por un monte cercano a su pueblo, y donde una vez le tuvo que dar tres voces a unos chavales que se estaban saltando una valla.

Jesús se casó con Maria Magdalena y tuvo aquellos chiquillos. Como María era la que más tiempo pasaba con el Elegido, fue la que se percató. "¿Cómo haces, marido, para que ese porro no se te acabe nunca?". "No lo sé," respondió. "Es la clásica movida que me pasa siempre. No se acaba. maldita sea. No se acaba y punto". En aquella cena también se bendijo una copa, pero para Dan Brown, que recordemos sigue flotando por ahí en plan Los Fantasmas Atacan al Jefe, le resultó más atrayente la historia del porro. Motherfucker Dan. Así fue siguiendo en modo astral la historia del Santo Porro. Cambiando de manos, cambiando de forma, cambiando de países, cambiando por un momento hasta de planeta (larga historia). Durante un tiempo estuvo oculto en la ciudad a su vez oculta de Alejandreta, por la que sólo el penitente pasará.

Pero la promesa del placer eterno, la de la llama olímpica que nunca se apaga, es demasiado poderosa para la parte del cerebro humano donde radica la codicia. Muchos fueron los villanos de serie b de Barbate los que anhelaron desgustar el Porro Santo en sus malditas papilas gustativas. Máxime cuando, con cada calada, se accedía a pedazos de Historia con hache mayúscula de Héctor que no le digo nada a usted y de la misma forma se lo estoy diciendo todo. Dan Brown era ya un uno con el Universo a estas alturas. Una movida luminosa como las de 2001, pero no el hombre, las movidas. Yo me entiendo. Andaba fusionado con cosas que vosotros no entenderíais y veía pasar cosas extrañísimas ante sus ojos, como koalas del cariño y armadillos del amor, los dos seres más peligrosos de la galaxia. Se dejaba fluir sin padecer, y sin fijarse como lo que una vez nació como un símbolo de hermandad, se convertía en un instrumento para acceder a un nivel superior que a veces hacía extraños compañeros de cama. El Santo Porro se había pervertido.

Hitler (Adolf, no el otro) era muy amigo de todo lo susceptible de salir en el programa de Iker Jiménez y se interesó por el Santo Porro, ya que según cuenta la leyenda el que lo esgrima bajo su bigote liderará un ejército invencible que caminaría sobre las ruinosas calles de París. Aunque la teoría no tenía validez porque se la inventó en un cuelgue de ketamina, su búsqueda le llevó por todo el mundo, e hizo un millón de amigos, porque lo más importante de los países son sus personas y su materia prima más importante son los niños, cuyo bien más valorado es su sonrisa.

Como si hubiese salido de la mismísima Matrix, si avisar, Dan Brown se encontró de vuelta en el momento presente, y mientras Calavera le daba amigables (pero varoniles) palmadas en la cara, Nudillos de Diamante traía toallitas húmedas, como las que se usan para limpiar el culo de un bebé y que tienen más usos de los que los propios bebés creen. Se miraron entre todos y comprendieron que esa no era una historia que debiera ser contada. Debería ser vivida por más gente. Acto seguido, se lo pasaron a un hincha emo del Liverpool que rompía mobiliario urbano y lloraba al mismo tiempo. Allí le perdieron la pista. Aunque, como todo por el que el Santo Porro pasó, Brown y los Destrozadores del Barrio Beige reconocen las señales de otros "tocados" cuando las ven. Puede ser una frase en una película, algo de fondo en un anuncio de leche Pascual en el que una joven corre por el parque, en una pintada en la puerta de un baño de un local gay que está bastante bien a partir de las cuatro, en un graffittie, en un souvenir...

Y poco más hay que contar. Sólo que esta historia no puede ser leída por alguien que no pertenezca a la Hermandad. Así que no lo leáis si sois profanos, por favor. Y si ya lo habéis leido, vomitadlo por los ojos en forma de pecadoras lágrimas, porque este texto es secreto. ¿Que cómo lo conozco yo? Bueno... porque ese emo futbolero...

ERA YO!!!!!1

2 comentarios:

  1. Zikalkis entered an visited, OK by Spavish nextz year, now paradigm all in English. Universalize.
    Zikalkis byby

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  2. Amén, hermano. Tuya es la verdad y la gloria.

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