Jesús de Nazareth y su padrastro, el no menos querido Espíritu Santo, nos vuelven a dar una lección magistral de análisis cinematográfico.
Ay, la pasión en los servicios de lugares públicos...
Estense atentos, muchachos. Se avecina un artículo de los que solucionan mundos, y el regreso de un personaje clásico que a todo el mundo encanta.
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