La imagen no se corresponde con un mamut.
En nuestro días, el elefante es uno de los animales más característicos. Uno de los primeros de los que se acuerdan los dibujantes de la Biblia cuando ilustran el pasaje de Noé o uno de los que siempre salen en películas Disney. Ello ocurre por una razón; el elefante comparte con el ser humano el haber existido prácticamente desde el Big-Bang, aunque eso sí, en diferentes digievoluciones. El elefante común (o elefante normal) surge del llamado mamut, que a su vez es una evolución del elefante marino, que a su vez vino del elefante crustáceo, que es originario del elefante microscópico. Por ello el hombre es más afín a esta criatura que a animales de más nuevo cuño como el dragón de Komodo o el lémur. Pero dejémonos de sandeces y pasemos a analizar al lanudo, y posiblemente chistoso, elefante prehistórico; el mamut.
Recreación infográfica de lo que pudo haber sido un mamut.
El mamut común existió en este periodo de tiempo; desde el día siguiente en el que el primer pez con patas puso su sucia pezuña fuera del agua hasta el nacimiento de Cristo. Al principio era bastante tímidos y no se relacionaban con otros animales de esa época primigenia, tales como el tigre-panda, el insecto horrible de pesadilla y la extraña especie a la que los historiadores han bautizado como "Ojazos". Por regla general, los mamuts solían quedarse escondidos entre los árboles mirándote fijamente, lo que molesta un montón. Fue entonces cuando surgió de entre ellos un mamut muy especial; le llamaban el Elegido. Este mesías lanudo condujo hasta su pueblo hasta el mismísimo Valle Encantado, expulsando a Piecito y a toda su pandilla de desagradables dinosaurios. Una vez establecidos se nombró a si mismo Rey de la República Mamut y eligió como forma de gobierno la monarquía tridimensional basada en el sufragio seminuniversal (que da derecho de voto a todos los ciudadanos menos a los zurdos).
"... y de la desesperanza surgirá un mamut. El Elegido. (...) Aquel cuya trompa no toca el suelo."
El Valle Encantado evolucionaba que daba gusto. Pronto los mamuts empezaron a especializarse en diferentes especialidades, tales como médicos o grabadores de datos, comenzando a funcionar como un sistema de colmena, en la que el alto mando, El Elegido, se dedicaba por completo a las artes amatorias. Todo ello cambió el día en que un embaucador mono apareció en el Valle con una sonrisa aviesa y un maletín lleno de productos. El líder mamutil se interesó por el recién llegado y lo invitó a sus aposentos. Sea como fuere, ambos jugarían una partida de poker que cambiaría el destino del planeta Tierra. En el fragor de la partida, El Elegido apostó a un trío de seis su posesión más valiosa; el mismo Valle. El mono, que se llamaba Terry y tenía un trío de jotas, se lo llevó todo. Expulsó a los mamuts del Valle y trajo a sus hermanos simiescos, tales como el mono-araña o el gibón. Y les fue muy bien; las condiciones cinco estrellas de aquel lugar les permitió evolucionar más rápido que las especies que quedaban fuera, y les alejaban de los mordiscos de los terribles Ojazos, que tenían amedentrado al resto del continente, que por aquel entonces se llamaba Pangea debido a un refresco. Así pues, al cabo de pocos años, los primates ya habían evolucionado hasta el Homo Sapiens Sapiens, quitándole el puesto en lo más alto en la escala a los mamuts. Todo por culpa del Elegido que, al igual qe todos sus compañeros de especie, se rapó al cero sus pelazos y se limó un 33% los colmillos, que es lo que hacían los mamuts cuando se sentían avergonzados. Ciertos eruditos afirman que lo que hoy en día conocemos como japoneses normales proceden realmente del mamut, pero eso es otro tema.
Digamos que "podría ser".
Estos mamuts calvos y semimutilados pasaron oficialmente a llamarse elefantes y decidieron dejar de evolucionar al menos en unas cuantas décadas. Aprovecharon que al mono le iba un poco mejor y se acercaron a él, que en ese momento iba por la fase de Homo Erects, su etapa más ardiente. El elefante le sirvió al protohombre en tareas de agricultura, construcción y en el del ocio. Pero algo debió ocurrir a finales del S.XIX, la época de los vaqueros, que las especies se distanciaron. El elefante volvió a la selva. El hombre a la ciudad. Es triste pero es así. ¿Yo qué coño queréis que os diga?
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